En esta oportunidad vamos a hablar de este patrón conocido bajo el nombre de «Tarot de Besançon» (TdB). Un estilo representado por distintos autores que le han sabido impregnar y desarrollar su espíritu en paralelo a su hermano (¿mayor?), el Tarot de Marsella (TdM).
Aunque hoy en día nos resulte extraño, este ha sido, quizá, uno de los patrones más populares del siglo XIX, que vio su declive al iniciar los 1900 casi al punto de quedar en el olvido para una gran cantidad de personas.
A nivel estilístico, podemos ver que el TdM y el TdB guardan una enorme similitud: básicamente la representación iconográfica de los Triunfos es la misma, lo mismo con la Corte y los Palos. Al margen de algunos detalles menores, hay dos cosas que caracterizan al TdB sobre el TdM y el resto de los Tarots: las cartas de la Papisa y el Papa son reemplazadas por Juno y Júpiter, respectivamente.
Juno y Júpiter, del mazo de Bernard Schaer, Solothurn, Suiza, 1780.
Empecemos desde el inicio, indagando sobre por su nombre.
Un estilo, un nombre
La IPCS (International Playing Card Society) a lo largo de los años ha establecido, mediante toda una serie de estudios históricos comparativos, una serie de «hojas de patrones» clasificando distintos grupos de Tarots y juegos de naipes en general. En la Hoja Patrón N° 6 (anteriormente IT-1.4), lo denomina así:
«Popularmente conocido como el ‘Tarot de Besançon’ cuyo nombre es el recomendado aunque existe evidencia de que su origen se establece más al este»
Es decir, si bien se «recomienda» por costumbre el uso de la ciudad de Besançon como lugar de procedencia, no es de aquí donde nace y desarrolla. La denominación utilizada no hace más que recoger cómo tradicionalmente siempre se la llamado a este patrón. Prueba de ello, es que podemos apreciar a distintos autores de la última mitad del siglo XIX e inicios del XX refiriéndose a este mazo.
El primer ejemplo nos lo provee uno de los pioneros de la historia de los juegos de cartas, Romain Merlín, en 1857 en un artículo titulado «Les Cartes a Jouer«:
«En los Tarots de Besançon, el Papa y la Papisa son reemplazados por Júpiter y Juno. El Tarot de Marsella no ofrece dicho cambio»
Apenas dos años más tarde, en otro artículo titulado «Nouvelles recherches sur l’origin des cartes a jouer» nos dice:
«Tomemos, de hecho, los tarots de Besançon, Ginebra y Marsella que representan fielmente el viejo tarot veneciano … «(p.288)
«El Papa y la Papisa no se encuentran en todos los tarots franceses modernos. En los tarots de Besançon, son reemplazados por Júpiter y Juno. Este cambio es, sin duda, debido al hecho de que el poder español, un poder muy católico, poseía esta ciudad hasta la conquista de Luis XIV. Lo curioso es que las impresiones del sur de Francia no ofrecen esta particularidad.» (p. 307).
Un primer dato a destacar en las citas de Merlin, es que pareciera tener mayor importancia y popularidad el TdB, dado que es citado y desarrollado más que los otros estilos que menciona. Incluso notemos la primera cita, en donde el TdM casi tangencialmente, sólo a modo de marcar una distinción. Es decir, tuvo un nivel de reconocimiento en igualdad a este último, que hoy en día es el prototipo de lo que es el Tarot.
Otra prueba de la popularidad de éste, es la mención que Eliphas Levi hace en HIstorie de la Magie (1860):
«M. Vaillant, de quien acabamos de hablar, supone, por lo tanto, que el tarot ha sido modificado y cambiado, lo cual es cierto para los tarots alemanes con figuras chinas(sic); pero esto no es cierto para los tarots italianos que solo se alteran en algunos detalles, ni para los tarots de Besançon, en los que todavía se encuentran rastros de los jeroglíficos egipcios primitivos «.
Vemos que Levi deja marcada tres tipologías: los tarot Alemanes (con «figuras chinas»), los Tarot Italianos, y los TdB. De esta tipología, se nota una gran ausencia: el TdM. Podemos pensar que el TdM queda subsumido en los TdB o en los Tarots Italianos, no así con los Tarots Alemanes, cuyos representaciones alegóricas y los Palos son completamente distintos. Nuevamente, podemos apreciar que en la misma época dos autores de renombre optan por tener en estima el TdB, lo que puede ser un indicio de su popularidad. Otro autor francés como es el caso de Papus nos dirá, apenas unos años más tarde en El Tarot de los Bohemios (1889):
«El Tarot italiano, el de Besançon, el de Marsella son los mejores sin ninguna duda que tenemos hoy, especialmente el último, que reproduce bastante bien el primitivo Tarot simbólico»
Acá ya tenemos un primer indicio de la futura fuerza que irá ganando en los círculos esotéricos el TdM al ser tenido por el más cercano o fiel al «tarot primitivo» original. Pero aún así, seguimos teniendo mención y consideración del TdB. Para inicios del siglo XX podemos atestiguar su declive. Henry D’Allemagne en sus monumentales dos volúmenes de Las Cartes a Jouer du XVI au XX Siecle (1906), nos deja tres tipologías, las mismas que Romain Merlin estableció en su obra definitiva Origine des Cartes a Jouer (1869): el Tarot de Bologna, de 62 cartas; el de Florencia (el Minchiate), de 97 cartas; y el Lombardo o Veneciano, de 78. Al quedar subsumido dentro de este último, se pierde dentro de las alegorías mantenidas por el patrón de Marsella.
Por lo que ya tenemos en claro que este patrón en particular ha recibido siempre la denominación «de Besançon» y que poseía una gran popularidad al punto de mantenerse como referencia para algunos de los más importantes escritores y estudiosos del tema, histórico y esotérico. Pero la propia descripción de la IPCS nos aclara que no es su lugar de proveniencia. Entonces, ¿de dónde proviene?
Entre Francia, Suiza y Alemania
Hasta nuestros tiempos han sobrevivido alrededor de una veintena de mazos, en la mayoría con las fechas, el lugar y el editor identificados, lo cual nos permite trazar un pequeño mapa de dónde se desarrolló este patrón. Los registros más antiguos datan de entrada casi la mitad de 1700, lo que muestra un desarrollo y actividad en paralelo al TdM. Al respecto, cabe mencionar una polémica que existe respecto del mazo de Johan Pelagios Mayer (Constanza, Alemania), el cual ha sido fechado circa 1680 pero que posteriores estudios han demostrado que Mayer nació diez años después de dicha fecha, y que se radicó en Constanza en 1720, por lo que se establece como fecha aproximada para su mazo entre 1720 y 1750. Otro mazo de posible fecha temprana es el de François Héri (Solothurn, Suiza), cuyo TdM se puede hallar digitalizado online en la galeria de Tarot de Marseille Heritage y reproducido por Yves Reinaud. Su TdM data de 1718, por lo que se usa también esta fecha como parámetro de referencia para su TdB. Otro mazo de posible fecha temprana es el de Sebastian Ioia (Augsburgo, Alemania), entre 1720 y 1780 (Kaplan). Sacando estos mazos cuyas fechas son estimadas, nos queda el de Nicolas François Laudier (Estrasburgo, Francia) cuya fecha cierta es de 1746.
Algunos de los Triunfos del TdB de Francois Heri, Solothurn, Suiza, circa 1718.
A traves de estos cuatro editores, podemos vislumbrar que la zona de desarrollo temprano se halla entre el Este de Francia, el Oeste de Alemania y Norte de Suiza. Una zona cuyas fronteras han ido cambiando hasta la Segunda Guerra Mundial. Para que sea más gráfico, podremos ver las ciudades en donde se editaron los mazos preservados en la actualidad en Google Maps, junto con una lista de los distintos editores y las fechas, siendo aproximadas algunas veces, siendo desconocidas en otras:
[googlemaps https://www.google.com/maps/d/embed?mid=1V7KHFnMLrlrAqsm_Nljga-0fg0oAkGag&w=640&h=480]
Francia
Besançon :
- Jean Jerger, circa 1800.
- J. Blanche, circa 1800
- Renault, circa 1800.
- A. Kirchner, circa 1800
Colmar
- J.H. Blanck & Tschann, circa 1780.
- Guillaume Mann, (Revolucionario) circa 1793-1800
Epinal
- Charles Pellerin & Cia., 1876.
Estrasburgo
- Nicolas François Laudier, 1746.
- J.B. Benois, circa 1818.
- L. de Laboisse (Revolucionario), circa 1793-1800.
- Louis Carey (Revolucionario), circa 1793-1800
Alemania
Augsburgo
- Sebastian Ioia, circa 1720-1780
Constanza
- Johan Pelagios Mayer, circa 1750
Friburgo
Mannheim
Suiza
Solothurn
- François Heri, circa 1718.
- Bernard Schaer, 1780
Reemplazando a los Pontífices: la Reforma Protestante y los tiempos de la Revolución
Ahora que hemos indagado respecto de su procedencia y su nombre, nos queda preguntarnos a qué se ha debido el cambio de las cartas de El Papa y la Papisa por Júpiter y Juno, respectivamente.
Lo primero que debemos notar es la zona geográfica en la que sucede, que desde la primera mitad del siglo XVI será el área de desarrollo y consolidación de las reformas religiosas llevadas a cabo por Martín Lutero en el actual territorio alemán, y por Juan Calvino en Suiza. Durante siglos, gran parte del territorio de Europa se hallaba bajo la órbita del Sacro Imperio Romano Germánico, institución que abarcaba a multitud de reinos, principados y ciudades con distintos niveles de autonomía, y que durante varios siglos mantuvo una puja con la Iglesia Católica por el «dominus mundi», la autoridad sobre el mundo terrenal y espiritual, que conformarán dos bandos: los Güelfos y Gibelinos. Hacia el Renacimiento, esta disputa se encontraba en favor de la Iglesia, dado que la estructura compleja del Imperio había demostrado en diversas batallas la ineficacia del poder imperial para sostener el control. En época de Lutero, el actual Emperador era Carlos V (Carlos I de España), que había alcanzado un gran poder territorial en casi todo el continente, y era un católico ferviente. En los territorios germanos el descontento social de varios estratos sociales, en particular de la nobleza, alentó la ruptura con el Papado y apoyó las tesis de Lutero, que se extenderían en distintos niveles por Europa. En Suiza sus ideas fueron recogidas y reinterpretadas de una manera más radical por los seguidores de Calvino, generando una ola iconoclasta contra todas las imágenes religiosas de la Iglesia, en particular la referida a los santos y a María. Hacia los siglos XVII y XVIII, tras varias y largas guerras que desembocarán en la Paz de Westfalia en 1648, el protestantismo se asentó y constituyó como religión oficial en sus diversas formas.
Con este trasfondo, no es difícil entender por qué en las regiones protestantes se haya decidido suprimir a las figuras de los Pontífices, tal como sucede con el TdB o el Tarot Belga. Los demás elementos cristianos, e incluso Imperiales, se mantendrán. Al menos hasta el estallido de la Revolución Francesa.
Algunos Triunfos del mazo de Guillaume Mann, circa 1793, con los atributos reales suprimidos en los Emperadores, y la Justicia con los ojos vendados. Biblioteca Nacional de Francia
La Revolución le dará una nueva forma a varias de las barajas que se seguirán produciendo en territorio francés a través de un Decreto del Año II de la Convención Nacional, que ordenaba suprimir todos los atributos de la nobleza, no solamente reales sino también de poder religioso en los juegos de naipes. Cada maestro naipero que quisiera seguir produciendo barajas, debía firmar el acta y modificar los tacos xilográficos a fin de amoldarse a los requerimientos. Los mazos publicados durante esta época se conocen como los «Tarots Revolucionarios«. Estos mazos, además, cambiarán los nombres a los Emperadores, que pasarán a ser la Grand Mere y el Grand Pere (Gran Madre y Gran Padre); de los Reyes, que serán Génies (Genios); y las Reinas, que serán las Damas de la Libertad.
Cartas del mazo de Louis Carey, circa 1792, bajo los requerimientos de la Revolución, con los atributos reales suprimidos y los nombres modificados. Biblioteca Nacional de Francia.
Etapa tardía y declive
A partir de 1800, la ciudad de Besançon ganará importancia en la publicación y mantenimiento del patrón, que seguirá existiendo en paralelo al TdM, y que mantendrá el mercado de la región este de Francia. Jean Jerger será al TdB lo que Nicolas Conver al TdM, dado que sus planchas se seguirán reutilizando por distintos editores que lo sucederan, como Blanche y Kirchner, todos de la misma ciudad.
Algunas cartas del mazo editado por Grimaud, 1891, que toma como base un anterior mazo de Arnoult. Biblioteca Nacional de Francia.
Desde mediados de 1800 nos ha llegado distintas ediciones publicadas por Lequart-Arnoult de París. La singularidad de los mazos de Lequart es que es evidente que se utilizaron los moldes de un TdM y que sólo se reemplazaron a los Pontífices. Es posible que esta novedad se hubiera hecho con el fin de competir con el mercado de Besançon y de exportar mazos a territorios suizos y alemanes. También de la misma época, de Epinal empezará a circular una edición con un estilo bastante más moderno que el tradicional mantenido por los TdB y TdM, publicado por Pellerín & Co. Por su parte, en el territorio suizo, se empezará a publicar el Swiss 1JJ Tarot. Claramente inspirado en las ediciones de Pellerín, el «Tarot Suizo» se seguirá produciendo hasta la actualidad, especialmente enfocado para el juego.
Triunfos del «Tarot Épinal», editado por Pellerin & Cia.
Como hemos visto al inicio, para esta época distintos autores mencionarán este patrón como un estandar bien conocido en la época. Pero a medida que los ocultistas iban familiarizándose más y más con el patrón del TdM, el cual desde Court de Gebelin fue puesto boga como representante del «verdadero Libro de Thoth» (aunque el apartado del Comte de Mellet menciona a Juno y Júpiter en vez de los pontífices), los diversos grupos esotéricos continentales e insulares de Europa trabajarán más enfocadamente con las alegorías del Papa y la Papisa dado que éstos se han convertido para la época en los modelos del Sumo Sacerdote / Hierofante y la Suma Sacerdotisa de los antiguos cultos de la «Edad Dorada». Sin mencionar también que en suelo americano será el patrón del TdM el que se haga conocido.
Paul Marteau dará el golpe definitivo al «olvido» del TdB con la publicación del «Ancient Tarot de Marseille» en 1930. En una época en donde todos los círculos esotéricos de la época ya habían creado un gran contenido dogmático con bases en las alegorías del TdM, como lo demuestran el Tarot de Wirth, el de Waite y Smith y todos los influenciados por las enseñanzas de la Golden Dawn, Marteau trajo a la vida al TdM con aires de veracidad y superioridad histórica por sobre las nuevas creaciones esotéricas. Curiosamente, las líneas del TdM que Marteau publicó con la Casa Grimaud son las pertenecientes a los Tarots de Besançon editados por Lequart; quizá haya tomado como referencia alguna edición más temprana en la que aún poseía a los Pontífices en lugar de los dioses.
El Tarot de Besançon en el siglo XXI
En la década del 70 empezó a surgir una ola de investigadores e historiadores que tomaron a los juegos de naipes como objeto de estudio, particularmente al Tarot. Gracias a estos académicos, no solamente se ha obtenido mucha información sobre los orígenes y el trasfondo que rodean el nacimiento del Tarot, sino que también se han rescatado mazos y patrones «olvidados» en los museos y colecciones privadas. El TdB empezó a tener un nuevo soplo de vida con obras como The Enciclopedia of Tarot (Kaplan) o Tarot, Jeu et Magic (Depaulis), que lo pusieron de nuevo a la vista.
Reproducción del mazo de J.B. Benois editada por Il Meneghello.
Modernamente, Eduardo Meneghazzi de la casa Il Meneghello ha editado un facsimil limitado del mazo de J.B. Benois de Estrasburgo, en una primera edición en la década del 80 (con una calidad de papel e imagen limitada por la tecnología de la época), y una segunda, del 2000. También, en una edición muy limitada (actualmente fuera de circulación), Pablo Robledo editó su propia edición basada en el mazo de Lequart-Arnoult, solamente de Triunfos. Dada la familiaridad de las líneas de la edición de Lequart con los TdM II, permite el poder complementarlos con los mazos de Marsella publicados también por Robledo, manteniendose fiel en el resto de los Triunfos al patrón, colores y estilo del TdM, brindando la misma calidad por la que sus mazos se han hecho mundialmente famosos. Incluso permite que se puedan utilizar en la misma baraja a los Papas y los Dioses, dando un resultado de 80 cartas. Más recientemente, Evalyne Hall editó también su propia edición basada en el mazo de Jean Jerger de Besancon, intentando mantener bastante fidelidad a los colores.
Triunfos del TdB editado por Pablo Robledo.
En la próxima entrega, ahondaremos en las similitudes y diferencias entre el Tarot de Besançon y el Marsella, y además esbozaremos una pequeña guía para poder incorporar a Juno y Júpiter en una lectura.
Bibligrafía:
- Stuart Kaplan, The Enciclopedia of Tarot Vol I y II, 1978 y 1986, respectivamente.
- Thierry Depaulis, Tarot, Jeu et Magic, 1984; y The Tarot de Marseilles – Facts and Fallacies, Parte I y II, en The Playing-Card Vol 42, N°1 y 2.
- Henry D’Allemagne, Les Cartes a Jouer du XIV au XX Siecle, Vol I y II, 1906.
- Romain Merlin, Origine des Cartes a Jouer, 1869.
- Antoine Court de Gebelin, Le Jeu du Tarots, en Le Monde Primitive, Vol VIII, 1781.
Recomiendo además los siguientes sitios para complementar algunos puntos de vista: